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Pregón en Cetina 2017


Buenas tardes a todos, autoridades, contradanceros, danzantes, familias, maestros de la contradanza y del dance, vecinos todos de Cetina y buenas tardes también a quienes hayáis venido de otros lugares. Es un honor enorme para mí haber sido elegido para estar hoy aquí con vosotros como pregonero de estas fiestas de Cetina, y más si cabe sabiendo que éste es un acto que no se había celebrado aquí en muchos años. Es muy hermoso y emocionante recibir un reconocimiento como éste en mi tierra.

Sí, sé que al decir esto pensareis que yo no soy de este pueblo y tenéis razón, ni nací en Cetina ni tengo mis orígenes aquí, así que aún siento mayor responsabilidad y mayor honor por ser hoy quien abra con mi pregón estas fiestas. Pero es que aunque haya nacido en Zaragoza, a poco más de una hora de aquí, siento que ésta también es mi tierra.

Incluso quizá algunos os preguntaréis cómo llegué hasta aquí; cómo vine de repente un día hace dos años e hice este video que acabáis de ver con una de mis canciones junto a vuestro Dance y vuestra Contradanza. Pues bien, todo comenzó al encontrar yo un viejo libro, en un monasterio, hace muchos años…

Me encantaría contaros como fue esto y como fue llegar hasta aquí con todo lujo de detalles, como una aventura, que es lo que realmente fue para mí, pero sería éste un pregón demasiado largo. Así que os lo contaré todo de un modo rápido y mucho más profano de lo que desearía: Sí, es verdad, todo comenzó así, como os decía, todo comenzó en el Monasterio de Veruela. Allí estuve viviendo durante tres meses del invierno más frío que recuerdan los más viejos del lugar, eran finales de 2001 y principios de 2002. Allí habíamos ido a parar los que aún sobrevivíamos – es un decir- del que fue mi grupo durante gran parte de mi vida, Distrito 14. Habíamos regresado después de unos cuantos años de giras, sobre todo en EEUU. De los cinco que comenzamos esas giras años atrás solo resistimos tres hasta el final y a nuestro regreso sentí la necesidad de un retiro del mundo, o mejor dicho del mundanal ruido. Además sentía la necesidad de dar forma a unas canciones que había compuesto durante los últimos años en que jamás habían llegado a cerrarse mis maletas. Así que vino a mi pensamiento el Monasterio de Veruela, lugar que conocía bien y que me atrajo en ese momento como la miel a una mosca.

Parecía una locura que nos pudieran conceder el permiso para retirarnos allí, completamente solos, pero lo intenté y lo conseguimos. Y fue en ese retiro del mundo -que recuerdo como uno de los mayores privilegios que he tenido en la vida- cuando por casualidad un día cayó en mis manos un libro donde se hablaba de la Contradanza. En él había algunas fotos antiguas y borrosas de vuestro Dance y Contradanza, apenas se distinguía en ellas las formas de vuestros trajes, pero bastaron para sentir tan fuerte como os podáis imaginar que algún día tenía que hacer algo junto a esa tradición ancestral que hasta ese momento solo conocía de oídas y que por casualidad acababa de descubrir. Ese fue el comienzo de mi camino hasta aquí y lo demás es una larga historia de catorce años que espero tener el tiempo de escribir algún día.

Es una historia llena de vericuetos, casualidades, laberintos, sueños, encuentros inesperados o esperados durante muchos años. Es una historia de personas maravillosas conocidas en el camino. Es una historia que me acercó a vosotros un día, que me trajo hasta aquí tras mucho tiempo sintiendo que tenía que venir, pero con calma, como un río que baja por el valle, sin prisa. Siempre sentí que el momento llegaría si había de merecerme tamaño honor. Primero fue necesario tener la canción adecuada y eso tardó en llegar varios años. El grupo Distrito 14 terminó y después de un tiempo comencé mi carrera en solitario y ahí fue cuando encontré la canción “De Colores” que hace un momento habéis escuchado. Y a partir de componer y grabar ésta ya todo fue como en los sueños, o como había imaginado, no sé, la verdad es que ya me cuesta mucho distinguir, pero lo que si se distinguir es la verdad de lo que no lo es y eso, la verdad, es lo mejor y más importante que he encontrado en este pueblo, en vosotros.

Sí, una tradición se hace, se siente, es lo que han hecho los padres, los abuelos y quién sabe cuántas generaciones más antes que éstos. Y no necesita de más explicaciones. Pero desde que supe de vuestra Contradanza sentí claramente que además de la costumbre y de la fiesta había algo muy delicado y sagrado en su fondo, al igual que me ocurrió al conocer posteriormente vuestro Dance. Y ése es un territorio vedado que tan solo os pertenece a vosotros, a la gente de Cetina y sois vosotros y solo vosotros quienes me permitisteis entrar en él de lleno. Así que solo puedo sentir un profundo agradecimiento por ello. Eso es lo que siento, sí, una gratitud inmensa por haberme permitido vivir el misterio junto a vosotros, como uno más. Es un gran privilegio haber podido compartir con vosotros vuestra tradición y haber podido hacer hace dos años ya, el vídeo que acabáis de ver, un vídeo que siempre tuve claro que a quien más debía gustar es a vosotros, porque hablaba de ese territorio sagrado que solo a vosotros os pertenece. Y vuestra confianza al permitirme hacer esta labor en pleno Dance y Contradanza había sido tan enorme que esta tarea se convirtió para mí más que en un trabajo musical en una misión. Sí, una misión que debía ser hecha con el máximo de los cuidados y el máximo de los respetos hacia vosotros y hacia vuestros ancestros. Aunque también he de deciros que es así como trato de dar cada paso en esta vida.

Pero además de todo esto tan solemne acerca de aquél primer contacto, de aquél monasterio o aquél libro, de aquél trabajo, canción, video, aventura o misión que siempre recordaré y llevaré conmigo donde vaya; además de esto también quiero deciros que más que aquello, aún es mayor privilegio para mí y para mi familia haber venido el año pasado ya sin vídeo que hacer, solo a disfrutar de estos días tan especiales, y haber encontrado en vosotros tanto cariño a cada paso que dábamos. Y por si esto fuera poco tuvimos la oportunidad de sujetar el fuego en la Contradanza, sintiendo las gotas de pez en la piel y respirando ese humo que ya forma parte de nosotros para siempre, como si fuéramos de aquí, de Cetina.

Tengo que confesaros un secreto, cuando el año pasado terminó la Contradanza y tras estar en alguna de las mudanzas que los contradanceros tenéis costumbre de hacer después, nos fuimos enseguida a dormir, nuestro hijo es pequeño y la intensidad desde el día anterior había sido mucha. Pero al llevar un rato en la habitación de repente sentí la necesidad de regresar a esta plaza donde el rito y el misterio se habían celebrado. Así que calzándome de nuevo las botas, solo y en silencio, como una sombra por las calles oscuras, me acerqué de nuevo hasta aquí.

Por el camino iba escuchando de fondo el sonido de la orquesta y de las voces y al doblar alguna esquina incluso pude ver de lejos cómo celebrabais que todo había ido bien y que un año más estabais todos juntos celebrando vuestra fiesta. Pero a la vez, no sé por qué, no pude dejar de sentir en vosotros el recuerdo de los que ya no están. Así es la noche de la Contradanza, el misterio sí, el misterio.

Pues bien, hasta aquí llegué a escondidas y al doblar la esquina de la plaza - completamente vacía y oscura- se levantó una ligera brisa, suficiente para hacer brotar una pequeña llama de las cenizas de un hacha que debía haber quedado a medio quemar justo, justo, en ese rincón de ahí enfrente. Me acerqué hasta esa pequeña llama y me quedé junto a ella y ante mi sorpresa vi como comenzó a crecer y crecer y cómo esa pequeña llama se convirtió en una llama más grande. Y allí me quedé mirándola, como hipnotizado, solo en mitad de ésta magnífica plaza en silencio, con el único sonido del ligero viento y la única compañía de un gato que merodeaba por algunos restos de lo que fuera que había quedado en el suelo. Por un momento el gato y yo nos miramos y luego seguimos cada uno a lo nuestro: Él a buscar algo que comer y yo a buscar en mi recuerdo, para darme tiempo y darme cuenta de todo lo que acababa de vivir ahí mismo un rato antes, entre el fuego, los rostros de la gente enrojecidos por el reflejo de las llamas, la danza, los contradanceros, el diablo encarnado y las paredes del castillo al fondo con el fragor de las sombras del ritual en movimiento. Así que no se por qué decidí quedarme hasta que la llama se apagara y así pasó rato y rato. Hasta parecía que si en algún momento hacía amago de irme la llama volvía a crecer. Y así estuvimos los dos juntos, la llama y yo, jugando.

Y no sé por qué, pero esto era algo que sentía que tenía que contaros hoy.

Luego, al regresar ya a dormir tras haberse apagado definitivamente la llama, me crucé de nuevo con vosotros, mientras preparabais una nueva mudanza de esas imposibles que tenéis costumbre de hacer cuando ya todo parece haber terminado. Y ya me paré y os saludé y os dije adiós porque a la mañana siguiente mi mujer, ni hijo y yo teníamos que regresar de nuevo a Zaragoza. Y mientras me despedía pensaba cómo es posible sentirme tan bien en este lugar al que yo soñé venir hace tantos años. Y sentí que era muy afortunado y que no es el lugar, que también, sino sobre todo vosotros, vecinos de Cetina. Porque es la gente la que hace al lugar y es a vosotros a quienes yo tenía que conocer, por lo visto, por lo que sea, qué más da, es algo que como una tradición, se siente y se hace y no necesita de más explicaciones.

Gracias de verdad por haberme abierto la puerta de este territorio sagrado, de este rito ancestral. Pero aún más daros las gracias por abrirme las puertas de lo terrenal, las puertas de vuestra casa, el poder sentirme junto a mi familia por las calles de este pueblo como uno más entre vosotros. Eso es, de verdad, por lo que me siento aún mucho más agradecido.

La música, el fuego, la danza, el misterio, la magia, la noche. Esto es lo que a mí más me ha atrapado desde que tengo uso de razón y seguramente desde aún antes, si es que en algún momento llegué a saber cuál es la diferencia entre lo racional y lo que no lo es. Y es la Contradanza una muestra cruda, brutal, magnífica, única, de lo que todos estos elementos unidos pueden hacer sentir al ser humano, como tal, como ser consciente de su existencia, como ser consciente de ocupar un lugar en el mundo, consciente de la fortuna que es levantarse y vivir cada día. Y el Dance y la Contradanza hacen sentir todo eso de golpe, sin ninguna explicación, ninguna, porque no se necesita, porque para explicar eso sin palabras existe el arte, la verdad. Porque por encima de todo el Dance y la Contradanza son arte y son verdad, son vuestra verdad y aunque soy un recién llegado permitidme que para terminar con este pregón por el que me siento tan honrado de gracias- bajo éste que es vuestro cielo- por haberse hecho realidad este sueño soñado por mi hace ya tanto, tanto tiempo.

Ojalá que vuestra verdad sea en alguna medida también la mía.

¡Viva el Dance de Cetina! ¡Viva la Contradanza de Cetina! ¡Viva la Virgen de Atocha!¡Viva San Juan Lorenzo y viva santa Quiteria! ¡Viva el pueblo de Cetina, que sois vosotros!

Que tengáis buenas fiestas amigos.

(Pregón pronunciado por Mariano Casanova, el 18 de mayo de 2017 en Cetina)

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