GOTAS DE VIDA

Lo que más admiro en el trabajo de Teo González es cómo es capaz de transmitir esa extrema sensibilidad que él posee, en forma de gotas, así, de este modo tan cuidadoso, preciso, metódico, minimalista. Sí, sí, son gotas de vida, de color, en su más pura esencia, en su más pura y mínima expresión, tanto que se adivina en sus cuadros -o al menos yo lo adivino- el deseo de desaparecer, de diluirse junto con su pintura, que nadie sepa de él, que nadie le conozca, casi casi como si la obra se hiciese por sí misma, sin la intervención de un alma creadora. 

Recuerdo la primera vez que vi los primeros cuadros de gotas de Teo, allá por el 99, en una galería en la Quinta Avenida de Nueva York. Quedé profundamente impresionado, e incluso me atreví a sugerirle un título para uno de aquellos cuadros que me hubiera encantado llevarme a casa, algo que estaba y está completamente fuera de mis posibilidades. Pero le prometí a Teo que emplearía ese título que se me había ocurrido, para ese cuadro suyo, en alguna de mis canciones futuras. Así que sí, ese título secreto aparece -también a su vez diluido- en el interior del texto de una de mis canciones neoyorquinas, que compuse por entonces, quizá la más bonita de ellas, titulada “Frío”. 

Tengo algunos cuadros de Teo, de su época antes de marcharse a vivir a Estados Unidos, del 86 o el 87. Pero me hubiera encantado comprar también aquel cuadro. He contado en algunas ocasiones sobre Teo; en mi blog podéis encontrar textos donde cuento aventuras vividas con él en EEUU, el último es de agosto del año pasado, de la última vez que estuvimos juntos en Nueva York y celebramos nuestro 60

cumpleaños. Si Teo no existiera me faltaría un modo único, el suyo, en el que entender el mundo que me rodea. Por suerte es mi amigo. 

(No te pierdas su exposición - sólo hasta el 13 de diciembre, cuidado que se acaba en breve- en la Galería “La Casa Amarilla”, en Zaragoza, Paseo de Sagasta 72, local 3(entrada por Gascón de Gotor) 50006 Zaragoza +34 876 53 58 85)