LA OPORTUNIDAD

La velocidad estaba en nuestros cuerpos. La noticia había llegado hacía una hora y en ese tiempo habíamos ordenado y recogido todo lo necesario para salir corriendo al metro y cruzar la ciudad desde Queens hasta el centro de Manhattan. Allí estaba yo con mi hijo Leo que entonces tenía 11 años a un lado y Susana, mi mujer, al otro. El tren a toda velocidad, sobre todo al cruzar el túnel bajo el Hudson. Yo tranquilo, como en las grandes ocasiones, iba contándole a mi hijo:

- Mira cariño ¿Te acuerdas cuando te contaba el otro día lo importante que es aprovechar una oportunidad cuando se presenta? ¿Y que hay que estar preparado, preparado para cuando ésta llega? Mira ahora, yo a los 53 años aquí estoy contigo y con mamá camino de una posible oportunidad. Tal vez pueda tocar en este Festival donde actué hace un montón de años. Y aquí estoy comenzando otra vez, dispuesto a aprovechar estas migajas si es que caen, estas pequeñas sobras. Ya sabes que el Latin Alternative Music Conference es un festival muy importante, en él están actuando los artistas más importantes del rock y el pop latino en todo el mundo.

Yo no contaba más que con pasar por ahí a saludar a nuestro buen amigo Tomas, y ya está, no contaba con que él me iba a dar esta oportunidad. Pero de repente tal vez consiga tocar y ¿Sabes? Yo voy a hacer todo lo que pueda. Yo no sé si algo me va a salir mal en la actuación, pero si al final me encuentra ese pequeño hueco voy a hacer todo lo mejor que sepa y que pueda. Voy a intentarlo cariño y luego no sé si servirá de mucho, pero es una oportunidad y estas migajas para mí son todo lo que hay. Mírame, 53 años y comenzando de nuevo desde abajo y esto no me hace sentir mal sino con muchísima ilusión.

Susana escuchaba atenta todas estas palabras, algo alterada por las prisas repentinas, pero en la lucha junto a mí, en la lucha lejos de casa una vez más. Las paradas se iban sucediendo, la 42 Times Square, había que bajar y ahí tomar el siguiente metro que llevaba hasta Penn Station. Tomamos el siguiente metro, tan solo una parada de distancia, tan solo un par de minutos para bajar. De repente se abrió la puerta del fondo del vagón, no lo vi claro, intuí a un negro alto que iba pidiendo limosna a los viajeros y poco a poco se acercó a nosotros:

- Hola amigo ¿Eres músico? - Si sí, ya ves, le contesté, aquí vamos a toda prisa con la guitarra a tocar en un lugar aquí en New York. - Suerte amigo, suerte, mira yo también soy músico, justo ahora se cumplen 40 años desde que comencé, ya ves, y aquí ando pidiendo dinero por los vagones. - No lo puedo creer amigo, yo también cumplo justo ahora 40 años.

Y en eso que el tren llegó a la parada, se abrieron las puertas, nos saludamos y despedimos como buenos colegas, mirándonos a los ojos, con el máximo de los respetos y casi diría, con amor, con una comprensión que es difícil de explicar, los músicos que lean esto lo entenderán perfectamente.

Bajamos del vagón con el sentimiento confuso. Cuánto me hubiera gustado saber más de él. Nos quedamos los tres, Leo, Susana y yo, estupefactos. Como si un ángel de repente se nos hubiera aparecido en mitad de la mañana, en un metro de New York. Leo nos dijo entonces que cantaba muy bien, que él lo había escuchado cantando justo cuando entraba al vagón. Yo ni eso, solo estaba pendiente de que no se nos pasara la siguiente estación.

P.D

Finamente actué en el festival, podéis verlo entrando en este link https://www.facebook.com/ShureEnEspanol/videos/1952201075057067/

Unas semanas después vi a nuestro ángel del metro en las redes, no lo podía creer. Aparecía cantando junto a un grupo en una estación del metro, cantaba como los ángeles. Podéis verle entrando en este link. https://www.facebook.com/LuchoQuequezanaOficial/videos/10159591867525367/